miércoles, 24 de agosto de 2011

Aquella mujer lucía extraña, agitada, fuera de sí. Sus profundos ojos verdes lanzaban luminosos destellos de furia y horror.
Algo había sucedido.
Pregunté que qué tal, que como estaba.
Se sentó frente a mí, y sus labios se despegaron dubitativos.
- Eh, sírvete un café y cuéntame lo que ocurrió.
Sus manos se posicionaron una sobre la otra. Me habló frotando nerviosamente el dorso de su mano derecha con su muñeca. Era una costumbre fuera de lo común aquella, la de frotarse con la muñeca, pero muy característica de sí. 
- He visto la muerte. -Murmuró, suavemente. Sus manos se alzaron a la altura del pecho. -Estuve así - me dijo,  juntando índice y pulgar hasta casi tocarse demostrándome lo cerca que había estado de la situación. - Así, de perder el control.
- ¿Cómo así, querida? ¿Literal?
- Pues claro que no, ¡Ni Dios lo quiera! -Cerró los ojos un instante.- Pero estuve cerca, cerca de desaparecer por un momento. 
La observé inquisitivo.
- ¿Has estado alguna vez en una situación tal que, tu cerebro, independiente de tus propios pensamientos, se desconecta por un segundo dejándote completamente en blanco, completamente ausente?
- Un par de veces. - Contesté lacónico. - Es un modo de evadirte de la realidad. Yo soy un experto en ello.
Ella hizo aspavientos con ambos brazos en alto. - ¡Te he dicho que no te refieras a tí de ese modo! -Me reprendió.
Alcé una ceja.
- No hablábamos de mí, ¿recuerdas?
- Sí, sí, lo siento.-Murmuró distraída. Es sólo que estuve a punto de - Su respiración entrecortaba denotaba  cuán agitada se encontraba aún- a punto de encontrarme ahí. En ese momento exacto en el que no estás en ningún lugar, pero sin embargo-confesó, dubitativa- estaba en todas partes.
- Entonces valió la pena-Opiné, con calma.-El que hayas salido por fin de tu encierro voluntario y te hayas dejado ir en un instante de desesperación.
¿Me entiendes ahora? -La observé fijamente- ¿Aquella sensación de olvido, de abstracción absoluta, de absurdo sentir vacío, de círculos cuadrados, de soles nocturnos?
Ella alzó la mirada. Un signo de interrogación se dibujaba en su frente.
- Lo supuse, querida. No estuviste tan cerca. 
  
 
  
 

Sinfonía inconsciente de palabras; Abstracciones que excavan el cielo

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