miércoles, 24 de agosto de 2011

Nota mental.

Creo definitivamente que sería más fácil escribir en papel. Estos últimos días han sido extraños, pasivos, de una tranquilidad burguesa (aunque realmente ya no usemos demasiado esa palabra, creo que se ajusta a lo que quiero describir.
Si dejo de escribir, me muero. Qué más simple que eso.
Pero he ahí la pregunta, ¿No he intentado, acaso, morir ya un par de veces?, ¿No soy una suicida "reivindicada" con gestos hipócritas y modos de sutil rendición?
Lo cierto es que, sí. La respuesta es sí. Soy ello y soy más.
Pero es exactamente aquello lo que me mantiene aún aquí, el hecho de que soy más. No voy a caer en la redundancia de un despertar que no va a suceder, no ahora, no pronto, sino que será paulatino, como todo lo que tiene que suceder de la manera que debería suceder.
Pero a mi no me gusta que las cosas sean de ese modo, ¿no se nota? A mí me gustan los exabruptos, las explosiones y colisiones, los desmanes del tiempo, la absurda idea de una eternidad pasajera, de un cataclismo ausente, de todas aquellas cosas en las que alguna vez creí, señores. Y porqué no, de todas esas cosas en las que aún creo.
 No voy a detenerme en esto. Voy a detenerme en mí, en volver hacia mi interior, que el exterior no ha funcionado.
No es la mejor forma, pero es la mejor para mí. Mis ojos siempre han estado observando, es hora de voltearlos hacia el interior, ¿no creen?
Já, por supuesto que no es lo mejor. Pero queridos, tengo de aquí a febrero para sanar y es un largo proceso. Un largo proceso.  Del cual no pienso tomar parte aún.
Lo siento. 
 

Sinfonía inconsciente de palabras; Abstracciones que excavan el cielo

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