jueves, 25 de agosto de 2011

Creo que sería conveniente llevar un diario.Lo digo porque en realidad me parece que los acontecimientos y sus respectivos cambios quedarían retratados de una forma más certera en la parte consciente, respecto de lo que me concierne.
Sé que argumentativamente soy esencialmente redundante, pero me parece merecedora de descripción la curvatura de su mandíbula, o el modo en el que sus ojos se encienden cuando sonríe. 
Pero claro, todo esto no es más que parte de mi imaginación. Es el simple afán de escribir lo que venga, de escribir por escribir, de juntar letras y hacer palabras, de no dejarse morir.
Creo que voy avanzando, creciendo y convirtiéndome en alguién mejor, creo que de algún modo esta vez está funcionando, pero no tengo certeza de nada en absoluto, y aún conservo el temor.
Me desespera el no ser capaz de describir mis sensaciones como suceden en realidad. Quisiera ser capaz de detallar punto por punto, el impulso que me mueve a rasgar mi propia piel, a convertirme a mi misma en jirones de lo que fui, a desgarrar mi ser, a exteriorizar la profundidad de mis heridas internas.
Sin embargo, soy incapaz de ello. Soy incapaz de relatar fehacientemente el modo en el que aquella voz se posesiona de mí, y me hace cometer actos extravagantes e indeseables.
Simplemente no puedo. No obstante, haré el intento. 

Sinfonía inconsciente de palabras; Abstracciones que excavan el cielo

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